18/10/2020
La sociedad actual nos impulsa a menudo a una búsqueda obsesiva y enfermiza de la perfección.
No basta con hacerlo bien, sino que hay que ir más allá, y esto a menudo significa que no hay límite, que no hay un punto donde encontró que todo ya es perfecto, siempre se podrá mejorar.
La búsqueda de la perfección es algo válido, no es en sí mismo un problema. Esta muy bien querer hacer las cosas lo mejor posible, pero nada más. El problema es cuando caemos en esta investigación
obsesiva, en el mínimo detalle, en buscar una perfección imposible que nos llevará a una enorme
frustración.
Cuando trabajamos en conseguir algo, al hacerlo lo mejor posible, estamos centrados encima
de lo que estamos haciendo, y lo disfrutamos de alguna manera. Cuando entramos en la búsqueda de la perfección
perdemos de vista el hecho en sí, y ahora sólo importan los detalles, sin ver el conjunto, sin ser
conscientes ni que, ni para que lo hacíamos.
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