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Los trastornos alimenticios como la anorexia y la bulimia son típicamente pensados como enfermedades que padecen mujeres y hombres jóvenes. Pero los investigadores encuentran que los demonios en la personalidad que conducen a una persona joven a un trastorno alimenticio podrían permanecer en la edad adulta.
Cada vez más y más personas de mediana y edad y más grandes se presentan para recibir tratamiento por problemas alimenticios que comenzaron en su juventud y han sido reavivados por el estrés adulto o crisis personales.

Según comenta el doctor Ed Tyson, un especialista de trastornos alimenticios de Austin, Texas, algunas de estas personas tenían verdaderos trastornos alimenticios cuando eran más jóvenes, y otros mostraban aspectos de algún trastorno alimenticio pero nunca fueron tratados de manera completa. Luego algo ocurre más tarde en la vida que los estresa a un punto donde el trastorno alimenticio se torna involucrado.
El Centro Renfrew, el cual opera numerosos centros clínicos para los trastornos alimenticios en Estados Unidos, ha visto un incremento del 42 por ciento de mujeres de mediana edad que solicitan la ayuda para tratar su trastorno.
Los patrones de una alimentación no saludable adoptados en la adolescencia o pubertad suelen continuar durante la edad adulta, y sin importar la edad que se tenga, las personas que tienen un trastorno alimenticio necesitan pedir ayuda.
Los expertos sugieren que se hable con un médico o se contacte alguna clínica especializada.
El tratamiento es particularmente vital si la persona afectada tiene hijos, incluso si el tratamiento hará que tenga que alejarse de ellos de manera temporal.