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Cómo dejar el perfeccionismo

26/02/2018
El perfeccionismo obsesivo bloquea tu capacidad de hacer las cosas bien. De alguna manera es como un fallo del cerebro ya que surge de un legítimo intento por mejorar, pero te acaba obsesionando con una perfección imposible de alcanzar. Como resultado de ese afán por pulir cada detalle hasta que te quede perfecto, un perfeccionista siente una gran frustración porque cualquier cosa es infinitamente mejorable.
Perfeccionismo paralizante
Si eres perfeccionista, seguro que hay muchas veces que te encuentras pensando:
– Me gustaría hacer X pero no tengo la suficiente preparación, aún no he practicado suficiente, no he conseguido pulir cada detalle hasta que sea perfecto…
Una "X" que puede representar infinidad de tareas:
  • Entregar un informe. 
  • Presentar un proyecto. 
  • Un hobbie que siempre has querido disfrutar. 
  • Tomar una decisión importante. 
  • Hacer un viaje. 
  • Escribir un libro…
Querrías hacerlo tan magníficamente bien que quieres prepararte al máximo. Sólo así, cuando por fin tengas claro cada detalle y hayas pulido la más mínima imperfección, crees que podrás llevarlo a cabo.

Querer hacer algo lo mejor que podamos es una actitud muy loable. El problema surge cuando ese deseo por hacer las cosas bien empieza a dificultar que terminemos una tarea. Y también cuando nos deja con una sensación de insatisfacción permanente que nos impide disfrutar de lo que hacemos. Algo que se vuelve especialmente preocupante:
  • En el contexto del trabajo: donde hay unos plazos que cumplir. 
  • En el ámbito personal: donde una excesiva autoexigencia perjudica seriamente nuestra autoestima. 


Mujer midiéndose la cintura con una cinta métrica
El perfeccionismo con la imagen corporal puede llegar a ser muy frustrante, hasta el punto de llegar a motivar conductas insanas con la comida y el ejercicio físico.
Aprender a disfrutar de la vida
Déjame hacerte la siguiente pregunta:
¿Quieres disfrutar de una buena vida o prefieres que tu vida sea perfecta?
Porque si vives en este planeta Tierra, seguro que ya te has dado cuenta de que:
Aquí no hay nada perfecto
¡Por supuesto que hay muchísimas cosas mejorables! Y dedicar grandes esfuerzos a mejorar no sólo es sano, sino también muy necesario. Tan es así, que en la Tierra todo es susceptible de mejora:
  • Todo se puede hacer un poco más rápido. 
  • Cualquier proceso puede mejorarse para conseguir una mayor eficacia. 
  • Aún los deportistas de élite pueden seguir mejorando su técnica y resultados. 
  • Un libro, un discurso, un masaje, un beso… ¡Todo puede hacerse mejor!
Además de todo lo que está regular o directamente mal, ¡incluso lo que nos parece que está muy bien se puede hacer aún mejor!
¿Vamos a dejar de disfrutar o de hacer algo porque no sea perfecto?

Mujer mirando por la ventana
Esperando una perfección que no llegará nunca aparecerá la frustración.
El mayor error de un perfeccionista es creer que la perfección es posible. De manera que todo lo que hace le sabe a poco, porque se centra más en los detalles erróneos o mejorables; en lugar de disfrutar de todo aquello que ha salido bien.
Si eres sufres de un perfeccionismo obsesivo, te recomiendo reflexionar sobre que:
 -NADA ES PERFECTO-.
Lo cual es mucho mejor noticia para ti de lo que crees: Si nada es perfecto, quiere decir que siempre puedes seguir mejorando tu situación y tus habilidades… Sin que eso suponga negar todos tus logros y todo lo que haces bien. De hecho, puedes aprender a disfrutar de todo lo que haces sin renunciar a tu impulso por mejorar, simplemente tienes que conciliar esas dos variables.
Consejos para dejar de ser perfeccionista
1. Ajusta tus niveles de exigencia
Cuando estés haciendo algo piensa en lo que es verdaderamente importante:
Rubén quería darle a María el mejor aniversario del mundo. Llevaban juntos 10 años y quería que esa noche fuera la mejor. Durante semanas había dedicado horas y horas a planificar todo al detalle: la mejor mesa en el restaurante preferido de los dos; el chef iba a prepararles lo mismo que tomaron en su primera cita; él llevaría un traje nuevo a medida; el postre sería un pastel coronado con un anillo de compromiso…

¡Pero todo fue un desastre! El día anterior hubo un incendio en el restaurante así que tuvo que reservar a toda prisa en otro sitio. Cuando llegaron allí todos los platos tenían algo de carne, ¡y María era vegetariana! Finalmente cuando trajeron el postre, el camarero tropezó y desparramó todo el pastel sobre la mesa, así que Rubén tuvo que embadurnarse de chocolate mientras buscaba el anillo entre restos de pastel, vino y todo lo que quedaba en la mesa.

María tuvo el mejor aniversario de su vida, ¡totalmente improvisado! Sabía que Rubén había preparado muchas sorpresas, pero se rió tanto durante toda la noche… Fue el mejor aniversario de su vida porque se dio cuenta de que pasara lo que pasara, era feliz al lado de Rubén.
Obviamente es una situación muy exagerada, pero no por ello deja de ser posible y asimilable a la actitud de muchos perfeccionistas: Es fantástico querer darle el mejor aniversario a tu pareja… Pero al final lo que cuenta es pasar una noche con esa persona especial y hacer algo juntos que disfrutéis los dos.
¡Y pasa lo mismo en el trabajo! ¿Lo importante es que el informe que tienes que entregar sea perfecto en absolutamente cada detalle? ¿O es más importante entregarlo a tiempo con los datos correctos?

2. Disfruta de lo que haces


Mujer saltando feliz en la playa
Disfruta de lo que haces
Obsesionarse con todo lo que está mal, nos vuelve criticones y nos impide disfrutar del momento.Cuando tenemos que hacer algo siempre hay:
  • Unos plazos para terminarlo.
  • La habilidad que tenemos.
  • El resultado final.
¡Los tres aspectos están limitados! Y eso hace que normalmente no puedas pulir al máximo cada detalle como te gustaría. Por eso, cuando al final no te queda más remedio que terminar esa tarea después de realizarla lo mejor que has podido tienes dos opciones:
  • Fijarte en todo lo que ha salido mal y reprenderte.
  • O fijarte en lo que ha salido bien, disfrutarlo y tener en cuenta, en un segundo plano, los detalles mejorables que vas a tener en cuenta para hacerlo mejor la próxima vez.

3. Acepta que el aprendizaje incluye errores

¿Naciste sabiendo caminar, hablar, correr, estudiar, trabajar…?
Seguro que para aprender cualquier habilidad que tengas has cometido un montón de errores: te has caído, has pronunciado y escrito mal muchas palabras, has suspendido algún examen, has respondido mal alguna pregunta…

-¿Cómo te ayudaron a mejorar esos errores?
Los errores no son colaterales al aprendizaje… ¡Los errores forman parte del mismo aprendizaje! Pues precisamente gracias a que nos caemos o respondemos mal una pregunta:
  • Aprendemos a mantener el equilibrio.
  • Seguimos buscando hasta dar con la respuesta correcta.
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Jaume Guinot
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